21 de abril de 2020

JUAN MANUEL CALVO DURÁN

Caminos de barro y piedra. El muro y aquella "figal" donde en los finales del verano los adultos nos alcanzaban "los figos" a los niños con una vara que tenía una lata pequeña clavada en la punta. Lugar de seguridad y ventana abierta a la infancia.Recuerdos de mi vida que pivotaba durante el día alrededor de "cae güela Aurelia" (Beya para la familia) El bancu de Tresculo, a la puerta de casa, tan concurrido, tan lleno de vida.
Pasa el retratista. Es una novedad que hay que aprovechar y se improvisa un escenario apropiado. Me imagino a tía Tita (Felicita) disponiéndolo todo. Era la más amañosa, la más dispuesta, la más entusiasta para ello.Pensar en los nenos, había tres muy pequeños en aquel portal corrido de dos casas.
Calculo que sea el verano de 1927. Juan Manuel había nacido el 29 de junio de 1926 y  mi madre y mi madrina, sus primas el 11 de octubre del mismo año. Digo esto, porque en alguna parte de este blog hay otra imagen idéntica: la misma silla con el cambio de protagonistas.Eran muy pequeñas porque caben las dos en la misma silla y se intuye a mio güela Aurelia sujetándolas por detrás Por eso es posible imaginar toda la secuencia y equivocarse poco. 
Es reseñable el juguete que trae Juan Manuel entre sus manos, en una época en la que no los había para nadie.¿de dónde lo sacarían?
 Me cuenta su hermana Enedina que cuando nació Juan Manuel, por aquellos mismos días también habría parido una vaca de Tía Juliana y al comentarle lo guapu que era el nenu, ella contestó "que más guapu era el terral de la Garbosa". Genio y figura, siempre políticamente incorrecta, siempre diciendo lo que pensaba.
La foto regresa de Buenos Aires como tantas otras, en un mar de sueños realizados o no. Me la manda su hijo José.
Fuente: José R. Calvo González

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