Es una foto llena de años, llena de encanto y toda una tesis doctoral sobre los orígenes de la emigración asturiana. En un principio, los emigrantes salieron de Asturias con el objetivo a todos confesado "de facer unes perres y volver" para seguir con la misma vida; eso sí, dando un salto cualitativo hacia adelante. La pretensión era en el fondo comprar tierra en una época en la que ésta era escasa y disputada debido a la presión poblacional. De hecho, muchos antes de volver invirtieron en tierra, en su tierra con lo que acabó por aumentar el problema. Luego la historia que se empeña con escribir con su propia pluma y tintero, acabó por quitarles la razón. Muchas de esas inversiones carísimas en tierra por los pueblos de nuestra geografía, terminaron por no valer nada al que dar los pueblos sin gente. Se rompió la pirámide poblacional con el éxodo del campo a la ciudad. Actualmente los que vienen, no lo hacen a cultivar la tierra: arreglan una casa y vienen los fines de semana.
La imagen lo es de uno de los que regresaron. Corresponde a Santos Gonzalo González (hijo de José el de Santos). De los dos que están sentados, es el de la derecha. Estuvo en La Habana (Cuba). También estuvo en Cuba su hermano Antón, que fue cocinero. En una ocasión habia puesto arroz y los comensales como no lo habían comido nunca así o tal vez no estuviera del todo a su gusto, le preguntaron que qué clase de arroz era aquel. Y Antón, que era muy ocurrente, supo zanjar el asunto: "Esto es arroz a la macanuda".
En Caliao fue muy celebrado el hecho y aún hoy permanece en la memoria de la gente. Pero estaba claro que la llamada de la tierra era muy poderosa porque volvió a los territorios de su infancia.Luego Antón, emigró a Buenos Aires, donde estaban sus hijos, creo que en 1964; esta vez para no volver.
Fuente: Serafina Calvo