BIENVENIDO GONZALO SÁNCHEZ (17-7-1927 // 5-3-2014)

14 de marzo de 2014

El jueves 6 de marzo enterramos a Bienvenido Gonzalo, "mio padrín". Todo sucedió tan rápido que no nos dio tiempo a pensar nada. Los acontecimientos nos pasaron por encima.

Creo que todos los que lo conocimos lo imaginamos dela misma manera, andando. A nivel personal , y sin saber mucho por qué, cuando pienso en él se me vienen a la cabeza aquellos versos de juventud de cuando leía a Bécquer en sus Rimas:

"Hoy como ayer, mañana como hoy ,
¡Y siempre igual!
Un cielo gris, un horizonte eterno
 y andar... andar.


Tal vez sea por eso que me resulta difícil pensar en él de otra manera que no sea caminando. En esta última parte de su vida, subía a Rozaqué todos los días y luego ya iba a La Plaza, y cuando te encontraba, te decía a modo de saludo : "Vo dequi a La Plaza a ver si hay daqué esquela"... y seguía su camino, con aquel " cayáu" inseparable.
Pero si me remonto un poco más atrás, lo recuerdo detrás de La Pastora, su vaca, ella delante con paso cansino, él detrás, como si fueran una realidad inseparable. Bueno eso habitualmente, porque, a veces, la Pastora cambiaba el guión y tomaba sus propias decisiones. Era ella la que "gobernaba" y en esos casos "mio padrín " iba detrás echando juramentos e intentando "tornala" y  que volviera con él a casa...pero ya no era capaz de aguantar su paso acelerado. De cualquier manera, la vaca era el punto en torno al cual organizaba su vida. Era capaz de levantarse mucho antes de amanecer para echarle de comer, llevarla al Arreondu con las primeras luces y traerla a las tres de la tarde. Luego ya se dedicaba a sus cosas.
Andando, siempre andando. Creo recordar que en noviembre todavía lo llevaron sus pasos hasta La Braña Vieya, y unos meses antes todavía fue capaz de cruzar desde allí a Riellames por La Collada'l Tayu. Quien lo conozca sabe que hay una buena tirada.


Esta es una imagen de hace unos años. En este caso con La Pinta. Debe ser en El Arreondu. La recuerdo muy bien, incluso en La Robre. Creo que debió de ser de las últimas que subió a "la mayada". Si uno se fija bien se distingue "el marcu, el so marcu", con las iniciales BG grabadas a fuego en el anca derecha. 
Caliao ha perdido a demasiada gente este último año. Es una pérdida irreparable en el sentido más amplio. Se va con ellos una forma de gestión y de conservación del territorio, una manera de conservar el paisaje y aparejado a todo ello una cultura. Eso pasa en todos los territorios en los que las nuevas formas de vida acaban con los nativos, desde la Amazonía a las montañas de Caliao... y los que se llenan la boca con frases siguen sin enterarse. Lo suyo es un bla, bla, bla que sólo obedece a sus intereses y que a fuerza de repetirlo acaban por creerlo, pareciéndoles mal que los lugareños ni les crean ni les hagan caso.Con esta gente se marcha un modo de gestión del territorio que demostró su buen funcionamiento hasta nuestros días. Nos dejaron un legado enorme que deberíamos saber cuidar y transmitir a las generaciones futuras.Así que con ellos desaparece toda una cultura con unas consecuencias ecológicas imprevisibles que van a suponer un cambio en el paisaje.

MIRADAS 2014 (II)

4 de marzo de 2014

Un buen sitio para contemplar el valle es desde siempre El Castru.Y en el valle La Encrunceyada. Es una mirada a vista de pájaro, una mirada cenital.


En la imagen superior con el monte de castaños talados. En la de abajo, el puente y "el  güertu con les berces de Rosa Mari".


Fuente: Francisco Poli Miguel, "Fran"

MIRADAS 2014

Desde la lejanía del Picu Riegos, Caliao se despereza, se quita las legañas con los dedos, todavía dormitando entre la niebla.

El manto nevado que confiere al paisaje como un peso silente, transformando todo en otra realidad de movimientos lentos, medio embrujada. El pueblo desde lejos todavía parece más solitario, más desamparado, más perdido entre las montañas, quienes paradógicamente lo acunan y protegen. El día invita al recogimiento, la vida se hace en las cocinas. Es un día "pa facer ceniza". Si uno decidiera pasear entre sus casas sería capaz de descubrir de la manera más pura todos los registros que los sentidos pueden transmitir, empezando por el propio ruido de las pisadas y siguiendo por los olores que se escapan de todas las chimeneas.

 Desde una curva de El Cotorudu aparece la parte alta, casi por sorpresa.

 La Carrera y El Oteru, lugares de mi infancia tan llenos de recuerdos. Ahora, cuando veo estas imágenes, echo de menos a tanta gente, que lo que se representa es otra cosa. Ahora ya sé que todos los sitios van unidos a la gente que los puebla. Esa gente de mi infancia que era tan importante y que ya forman parte de mí y de mi visión del mundo, del pequeño y del grande.

 El Oteru, siempre El Oteru.



Fuente: Francisco Poli Miguel, "Fran"