Sucedió en Linares, en lo de Avelino. Ya ha pasado el tiempo como para ver las cosas con perspectiva y lo que queda es el recuerdo de un día bueno. Y al decir esto, siempre me habrá de perseguir aquella afirmación de Sinda la de Andreína, cuando le confesaba a mi padre el la Pedrera de El Barrial: "¡... Ay Dios! ¡Si yo hobiera teníu un día bonu na vida!"
La afirmación es tremenda, casi diría que desoladora...
Como
decía, era el 20 de septiembre de 2014 y Ana y Emilio, después de
haber decidido compartir un proyecto de vida en común, nos habían
invitado apasar un buen día con ellos y como es natural, aceptamos "de
grado" (como dirían los clásicos), con el alma dispuesta además para que
la realidad estuvira acorde con los deseos. Lo logramos. En mi caso con
absoluta rotundidad. Como dirían los clasicos, aceptamos "de grado", dispuestos a hacerles caso. En mi caso, sí que fue un día bueno. Estuve a gusto y como he dicho muchas veces, cada vez lo valoreo más.
Estos son los protagonistas. Espero que estas imágenes no invadan su intimidad.
Ana y Emilio con Juan Antonio Portugal.
Josefina Romero, Luciano Santos Calvo, Ana, Emilio, Luis, el cura y Agustín González.
Delante Ángel gonzález, Gracviano Aladro, Arturo Aladro y Charo Mediavilla.
Con José Luis Sanfabián, Juan Ramón Glez, Jesús y Natalia, sus vecinos.
Ana, Emilio, Juan Antonio José Froilán y Agustín Glez. No es fácil juntar a dos Gonzalos porque quedan pocos. Aquí se ha logrado.