Suponemos que cualquier disculpa es buena para reunirse. Si encima alguien arrima pan y vino para compartir, ya se convierte la reunión en un momento para la amistad, la conversación y el disfrute.Es lo que sucedió en casa de Charo y Agustín. Este último casi nos obligó a probar no sé que vino y lo demás ya llegó por añadidura: que si tenemos que probar el chorizo, que si "paez" que pica un poco... y en resumidas cuentas que le bebimos media docena de botellas de ribeiro, el chorizo estaba muy rico, las empanadillas también y pasamos un momento muy agradable.
Era en torno al mediodía de aquel 2 de febrero de 2013. "Monotonía de lluvia tras los cristales", por traer a colación el verso de Machado. Bueno, cuando no era lluvia, era nieve o granizo, que el día era de esos "amañosos", para estar en casa "arrimaos al fueu".
En la foto de arriba, de izquierda a derecha, Charo, su cuñado Ángel, su marido Agustín Glez., Juan Antonio Portugal, María (la esposa de Ángel), Nené y su hermana Juaqui Alonso Aladro.
En la de abajo, aparezco yo a la izquierda, porque es Charo quien saca la foto.
Cada vez estoy más convencido de la importancia de estos momentos, que por otra parte me parecen impagables.
1 comentarios:
Vaya merienda guapa. Eses fotos transmiten el calor de la buena compañía
Publicar un comentario