En ocasiones es cierto que una imagen vale más que mil palabras. Ésta es una de ellas. Basta echar una "güeyada" al Valle Isornu para comprobar cómo la presión humana hacía posible que estuviera ajardinado o humanizado si alguien quiere jugar con los términos. Ahora que vivimos el proceso inverso, vemos un paisaje mucho más selvático, consecuencia por una parte de una disminución brutal de la población y de otra del abandono secular de las sucesivas administraciones que no hacen nada para favorecer a quien vive en un territorio, empeñadas como están en una equidistancia imposible. Y todos sabemos que esto sólo es el comienzo, pues quien no lo haya "mamado"no tendrá interés ni por supuesto ganas de trabajar ni siquiera defender "lo público", con la razón aplastante de que no vive de ello. |
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