El agua que puede ofrecer la mirada de fuente de vida, también es fuerza y una fuerza muy poderosa, descomunal.
Saben bastante de esto los de Caliao, que cuentan historias de esta o de la otra "llena", de los problemas de la incomunicación en el monte, de quedarse sin comida, de cuando una "enriada "llevó no sé tantas puentes, así en femenino. En el lugar que nos ocupa, La Calabaza Baxu, había una puente de madera que fueron llevando las riadas sucesivas una vez tras otra. La última sucedió cuando un enorme "argayu " de piedra, desprendido de la montaña supongo que debido a las filtraciones de la traída de aguas de Gijón que la atraviesa a través de un canal, cayó sobre el río , un poco más allá de la vieja puente, formando un dique natural que embalsó el agua del río formando una especie de pantano y entonces sucedió lo que sucede con las grandes riadas que acaban en tragedia.Comenzaron unas lluvias pertinaces de esas que más bien parecen un castigo bíblico. Con elles se produjo un "argayu" que represó el agua del rio más arriba, hasta que a fuerza de seguir lloviendo el dique formado reventó y bajó el agua "de golondrón" (como dicen los de Caliao) llevando por delante todo lo que encontró a su paso. En este caso el dique de La Calabaza, que al reventar, llevó no sólo la puente sino también el camino, siendo capaz de arrastrar alguna de aquellas piedras de tantas toneladas hasta La Foz del Arcu. Los daños materiales que produjo la riada, fueron inmensos. Aquellos destrozos imposibles, fueron capaces de subsanarlos los de Caliao a base de "sextaferies" y hacer de lo imposible una realidad. Hoy lo pueden recordar con orgullo. Todos colaboraron, los de dentro y los de fuera. Unos con la fuerza de sus brazos y otros, por razones de edad, también lo hicieron económicamente, sintiendo que "el puertu", buque insignia de los de Caliao, no les resultaba ajeno.
La cara amable del agua: Las miradas llenas de encanto, sugerentes, plenas.
El enorme poder de evocación, la capacidad de colmar los sentidos, de alimentar el alma.
Justamente en este punto descendía el antiguo sendero para desde debajo del puente colgante vadear el
río por un puente "de llanques de maera", realizado a la manera tradicional: Todos los elementos de sustentación de madera, con el suelo "terrado" para cegar las grietas y ofrecer al ganado una cimentación natural, conocida, ala que no pudieran tener miedo..
Luego, después del desastre vino la construcción del puente colgante. Toda una obra de ingeniería que no contó con más planos que los escritos en la cabeza de la gente, planificado y ejecutado en "sextaferia", con la colaboración de Otero que vino con su comprensor y la dinamita propia de los artilleros. La última sustitución del cerramiento lateral la realizó una empresa. Por eso se aprecia el maderamen de sierra, mientras que los pies derechos metálicos fueron un añadido posterior, obra de Manuel Fernández cuando era alcalde, que evitaron en gran medida la vibración. Fue una obra muy necesaria.
Este trozo de sendero cavado en la roca de la ladera de la montaña, supuso una tragedia. Una lasca de piedra lanzada al aire en una de las detonaciones, al caer hirió en la cabeza a Ramón el de "El Ferreru", quién moriría unas semanas después a consecuencia de la herida. Fue uno de esos sucesos desgraciados en los que las circunstancias parecen alinearse en una dirección para que las cosas ocurran de una determinada manera.
En otro orden de cosas, en alguno de estos pasos, me tocó trabajar a mí en una sextaferia con mio tiu Salvaor. Claro que él era el que sabía. Sería una de sus "últimes sextaferies en camín del monte".