Tresculo, güela Beya, Tita, tía Juliana... y un universo de recuerdos y vivencias. Mi escuela de vida, que resultó ser la mejor escuela. Para mí un referente vital donde acudir para todo: comer, "ensugar aqueles moyaúres"y resolver mis problemas de infancia. El aprendizaje de lo importante, el de verdad. Y lo digo consciente de la gran suerte que tuve: la lengua materna, la gastronomía, el saber popular que se transmitía en casa... Gran parte de lo que soy sé que se lo debo y se ciñe a esta quintana. Incluso el lugar para venir al mundo.
Coliglesia. Lugar que los mayores todavía conocemos como "la bolera" porque aún recordamos su funcionamiento y como era antes de la remodelación. La escuela al fondo.
Fuente: Francisco Poli Miguel, "Fran"
1 comentarios:
Entrañable y muy calido, navegando en el tiempo con un buen fuego en la forna llena de troncos, cuando ya no queda para que salgan las flores de pan y queso. Caleao siempre.
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