IN MEMORIAM (1983)

27 de febrero de 2011

PORQUE QUISISTE VIVIR Y MORIR ENTRE NOSOTROS
CALEAO HONRA TU MEMORIA

El ocho de abril de 1963 fallecía en Caleao-Caso D. Leandro Pérez Avello, sacerdote excepcional, que durante diez años ejerció su ministerio entre los casinos. Quienes fueron testigos de tal desenlace han podido afirmar que el triste acontecimiento produjo un ambiente popular de análoga naturaleza al que se produce cuando acontece una catástrofe local. Caleao, La Felguerina y Coballes súbitamente se quedaban sumidos en la más completa orfandad, interrogándose cuál sería la continuidad de las obras por él emprendidas. También el luto llegó a otros pueblos de Caso sumándose al dolor, ante la irreparable pérdida de ese sacerdote que tan sensible fue a las justas aspiraciones de los pueblos que yacían postergados en completo abandono bajo el dominio omnipotente del caciquismo ancestral.
         Moría el hombre de Dios que encarnó su sacerdocio bajo el signo del sacrificio y la pobreza, renunciando libremente a puestos mejores, trabajando por morir en esos pueblos. Caleao supo apreciar el hermoso ejemplo de su vida. Después de  muerto le rindió un homenaje colocando en el pórtico de la Iglesia una placa de mármol cuya inscripción en resumidas palabras lo dice todo: PORQUE QUISISTE VIVIR Y MORIR ENTRE NOSOTROS, CALEAO HONRA TU MEMORIA.
Magnífica respuesta de un pueblo agradecido hacia quien se hizo “casín entre los casinos” siguiendo la vieja consigna del Apóstol de los Gentiles… Entendió que su sacerdocio debería pasar por una fidelidad al pueblo a quién tenía que servir y un compromiso permanente a todas sus aspiraciones. De ahí que ningún problema que afectara al mundo rural-ganadero le fuera indiferente. Fue el primero en denunciar cuando era necesario defender la causa de sus gentes, denuncias, por otra parte molestas para quienes caciqueaban dominando la situación del orden establecido para los pueblos, aunque éste estuviera fundamentado en la inmoralidad o la injusticia. Han pasado veinte años y su figura es recordada por todos los pueblos de Caso. Aquellas Cabalgatas de Reyes, sin miedo a distancias ni fronteras, portadoras del mensaje  de alegría navideño. Los Hogares Parroquiales, con sus respectivas bibliotecas, que en torno a ellos se unía la gente y de esa unión habrían de nacer las Cooperativas Agropecuarias y de Consumo, tan mimadas por él, y que fueron un freno ante la egoista especulación de precios en los bienes de consumo y un sustancioso apoyo a la precaria economía de los agricultores y ganaderos casinos.
Veinte años después, D. Leandro, ese ovetense con raíces en Cadavedo, se le recuerda todavía por quienes se sintieron huérfanos  ante su muerte. Su persona, que no dejaba indiferente a nadie, es recordada hoy por esos pueblos, todavía tan abandonados, con los que fielmente se comprometió. Querido Leandro, con el testimonio de tu vida pasaste a engrosar las filas de los innumerables precursores anónimos del Vaticano II y de los aires de “cambio” que todavía hoy esperan los pueblos de Campo de Caso y aunque estés muerto, aún queda vivo tu paso entre nosotros.

                           Bernardino Fernández

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