A cualquiera que se pregunte por D. Leandro, difícilmente se va a encontrar una respuesta que denote indiferencia, más bien al contrario la unanimidad va a ser total y también el justo agradecimiento a quien por darlo todo, dio hasta su vida. Me dicen que vino a Caliao de la mano de Juan Prado, de quien era amigo y que fue éste quien lo trajo y acompañó el día de su venida.También me dicen que en su lista de destinos preferentes figuraba Caleao, Caleao, Caleao y Caleao.Recuerdo ver llorar a Tía Tita, sentada en el quicio de la puerta el día de su muerte, como también recuerdo que en una de aquellas Cabalgatas me trajeron mi primer juguete:Un pato de plástico amarillo con ruedas azules y un cordel para llevarlo a rastras. |
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