La comida del Pandón tuvo un espacio importante para la tonada. El ruiseñor de Langreo, metido en harina, desgrana los temas, inasequible al desaliento, tanto con la gaita de boj (arriba), como con la de ébano( abajo), mientras Luis Bulnes la hace sonar.
Entre tonada y tonada, Roberto fue partiendo y repartiendo la carne.Los demás disfrutando.
Hermógenes con "Tengo una moza en Somiedo" y abajo esperando para arrancarse. El "gaiteru" tuvo tiempo de cambiar de gaita. Deja la gaita que suene, que su voz es emoción en carne viva.
La tonada puede gustar o no, pero de lo que no cabe duda es que es un sentimiento. El interlocutor escucha, sigue las vueltas de la voz con la mano y se mete dentro del tema. La tonada lo ha ganado.A Coya lo ha embargado el embrujo del tema y eso es algo que tiene que ver con el alma.
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