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Pepe el de Nedina(José Cabeza Calvo) en el portal de la cabana de Les Campes. |
Lo primero que hago en Caliao cuando me levanto, de camino al baño, es mirar la chimenea de Pepe y Enedina porque todos los de aquí sabemos de ese lenguaje mudo de las chimeneas que nos hablan del estado de los vecinos, de la vida que se renueva cada mañana, de sentir que no estamos solos, si ya se han levantado, si ya están en sus quehaceres cotidianos.
Nuestro querido Pepe el de Nedina, que así lo llamamos siempre en esta casa, nos dejó el 16 de enero, sin esperar a cumplir los 92 años en marzo y ya lo estamos echando mucho en falta. Era una buena persona y un buen vecino, que siempre estaba en casa cuando hacía falta sin llamarlo. ¡Cuántos partos, Pepe¡Cuántas veces viniste sin llamarte!¡Y cuántes veces entresti na corte, miresti la vaca pa sentenciar sabiamente: "Pos tovía non ye pa hoy",
Esas eran las relaciones de vecindad, todos los días pasando más de una vez delante de casa, parándote bien mi madre, bien con mi padre, bien con Arturo o conmigo, para charlar de nuestras cosas sin prisa, porque una de tus virtudes fue entender el mundo sin prisa, a un ritmo de vida tranquilo, sosegado pero sin paradas demasiado largas, porque siempre estabas haciendo algo."Posa llarga, gasta'l día"- decía mio madre- y tú ejecutabas esa partitura a la perfección.Era ese ritmo continuado, como los latidos de un corazón, lo que hacía que tus cosas estuvieran siempre hechas y aún te sobrara tiempo y ganas para ayudar a los demás.
Te gustaba "forgar" y cuando "el tiempu no estaba pa otra cosa" era frecuente verte "faciendo collares, angazos o echando un mangu a daqué ferramienta.
- "Ahora non fuergo nada"- me decías estos últimos años. Ya lo habías hecho.
Miro ahora la fotografía que encabeza estas líneas (si mal no recuerdo, creo que salió de tu casa) y te veo tal como eras, tal como quiero recordarte,en estado puro, en plenitud, llenando el portal de la cabana de Les Campes, coles coricies y los calzos de llana, el angazu preparáu pa facer daqué, la sonrisa de satisfacción en la cara y la cabana abierta, en actitud de acogida, como siempre facisti. Ni una sola vez pasé per ellí, que non te empeñares en que tomara daqué. Por eso, cuando dejaste de ir y tuve que pasar, aquello ya no era lo mismo, porque mi paso por Les Campes está ligado a tu recuerdo y lo va a estar siempre. Bueno, el mío y el de muchos y así se lo hice saber a los cercanos.
Últimamente, cuando ya dexesti de ir a Fresnéu, pasabes a les oveyes per delante de casa. Charlábamos. Te sentabas con mio padre en la tenobia y yo admiraba vuestra conversación: Mio padre hablando más que tú, repitiendo todos los días lo mismo, que ahora no había probes, que los susidios habín cambiáu la vida de la xente, que agora non se vivía del ganáu...tú apostillando daqué cosa de vez en cuando y yo preguntándome si os estaríais enterando, los dos tan sordos y repitiendo diariamente esas charlas o soliloquios, sólo vosotros lo sabéis.
Llenabas mucho, Pepe, porque parabeste equí, después facislo más alante con Pepín y Aidé hasta llegar a la Güerta de la Fontina a llevar daqué a les oveyes, que na más vete ya sonaben berrar y venín escontra ti a carreres. A la vuelta, volvís a parate, más allá ibes a ver a Manolita y José Antonio o botabes a ver a Amor y sabís facer quintana, vecindariu, pueblu...
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Les oveyes de Pepe en la Güerta de la Fontina, con la que había paríu cinco corderos. |
Yo ya oía el cayáu dar embaxu desde la cocina y ya salía a vete y platigábamos un pocu. Aquel sábado pela tardi cuando venís de les oveyes y te pregunté cómo andabes, dixistime que regular, que te dolía la riñonera.Non te paresti y siguisti pa to casa.
Aquella fue la última vez que pasaste, porque horas después te dio el ictus y se desencadenó todo.
Ahora sólo puedo decirte que te echamos mucho de menos, que hasta mio padre preguntó: "¿Qué ye de Pepe?" la semana pasada. Le dimos una disculpa.para salir del paso. Así que donde quiera que estés, querido Pepe, un abrazu muy grande y hasta siempre.