Todos los que la conocían sabían de su aversión a las fotografías. Era una vena que compartía la parte de la familia de Tresculo. En eso no se parecían al común de los mortales que hacen cualquier cosa con tal de ver su imagen impresa, aunque sea un "selfie".
Como me di cuenta que aquel momento tenía ese halo de magia o de ternura que lo hacía muy importante para mí o tal vez porque intuí que por ley natural estábamos viviendo uno de los últimos momentos de mi madre con la rueca, quise perpetuarlo. Lejos estaba yo entonces de comprender los designios -o debo decir trampas- que la vida me tenía preparado. Yo había oído aquello de que "los designios del Señor son inexcrutables", pero a fin de cuentas era un conocimiento que como tantos otros, uno no lo aplica a sí mismo. Es algo así como conocer la letra, pero ignorar la música.
De cualquier manera yo cogí mi cámara de fotos y mi madre que lo vio, se levantó "como picada por una culiebra" (como acostumbraba ella a decir).
-"Paezme que si lo pones en esi chisme, non sé qué te fago" ( Y se refería al ordenador).
Ahora que ha pasado el tiempo, y que la vida que vivimos es tan diferente, tal vez me perdone y no se enfade por el hecho de que esté mirando una imagen irrepetible, para mí imperecedera. Si la culgo en este foro es porque tengo el convencimiento de que por sí misma encierra una pequeña parte de la historia de Caliao.
Así era mi madre en estado puro, escapando de una fotografía y haciéndolo con energía, sin dejar ningún resquicio a las dudas.
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