La mano del hombre, poderosa y fuerte, a lo largo de las generaciones fue interactuando con un medio, a menudo hostil, para convertirlo en lo que ahora vemos. Porque el Puerto de Contorgán desde siempre fue la despensa y la seña de identidad de los vecinos de Caliao; el punto donde se terminaban las desavenencias porque el bien común estaba por encima de los individuos y los individuos tenían que participar de los beneficios del bien común.
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