Era la tarde del 10 de agosto, una tarde de mucho calor. Habíamos venido del cementerio, del funeral por Emma González, de la que su hijo José Ramos había traído las cenizas desde Bs. As. para que descansara finalmente en su Caliao del alma junto a su marido Juan Manuel, según sus deseos.Hay gente "caliaeta" de principio a fin, aunque, en honor a la verdad, creo que todos lo somos; tal vez demasiado patriotas y eso, a decir verdad, no sé si es una virtud o un defecto, ya que soy consciente de que en no pocas ocasiones, es algo que juega en contra y nos impide una mayor amplitud de miras. En todo caso, es un hecho capaz de producir opiniones encontradas.
Al regreso, en la tenobia del "horru", delante de casa, se formó esta tertulia. Son Chona y Esther Miguel Calvo, las mellizas de Cristina y Gini que vinieron a ver a mi madre. Sea como fuere, el hecho es que se formó un grupo hermoso, con mi madre sentada a la puerta de casa, con su secular fobia a las fotos. Por eso debido a su negativa no sale.
De izquierda a derecha, Chona, Rosa Pilar, Gini, Esther y mi padre, Nicanor Aladro Poli.
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