Conocí a Alegría Feito en Somiedo en 1982 y ahí mismo comencé a admirarla.Era y es una de esas madres-coraje que pueblan las montañas de Asturias y hacen que el mundo funcione.Su vida no fue fácil en ningún momento. Vino al mundo como Mª Telvina Alegría Feito Arias, aunque por el nombre completo sean muy pocos los que la conozcan. Lo hizo en un lugar muy intrincado de Somiedo, un núcleo vaqueiro, El Llamardal, (con /ch/ vaqueira como corresponde a una persona que lleva un apellido vaqueiro, el Feito). Nos basta recordar aquellos versos que lo certifican desde antiguo:
"Antes que Dios fuera Dios
y el sol diera en estos riscos,
ya los Feitos eran Feitos,
y los Garridos, Garridos".
El año pasado, con motivo de la última visita que le hice, intenté llegar al Llamardal con el coche para conocerlo, pese a una prohibición que lo impide expresamente. El lugar era muy bello, es cierto, y aunque mi curiosidad era grande, no fui capaz de llegar.La pista era muy estrecha y tenía miedo de encontrar a alguien en dirección contraria en un sitio desconocido. Llegué hasta un sitio que ellos llaman Entrambosrríos, o algo así, y allí di la vuelta. Lo hice, claro está, por las cosas que me había contado ella.
Alegría nació pobre, como lo hicieron el común de los que nacieron en el primer tercio del S XX en la Asturias rural (Nació cuando la Revolución de 1934 en Asturias, aunque ella lo hiciera no en octubre sino en noviembre; por lo que tiene 82 años, para 83).
Con el paso de los años se casó con José Alonso y bajaron a vivir a Veigas, "un sitiu más villandiegu". (En el habla de Caliao se usan dos adjetivos antónimos "villandiegu" y "montés" para definir lo más o menos urbano). Para situarnos, Veigas en 1982, no tenía carretera. Había un sendero que subía a uña de caballo desde el embalse de La Malva, por donde sube la carretera actual. Era un paraje hermoso que bordeaba el lecho del río y que tuve la oportunidad de subir pescando.
Con el paso de los años se casó con José Alonso y bajaron a vivir a Veigas, "un sitiu más villandiegu". (En el habla de Caliao se usan dos adjetivos antónimos "villandiegu" y "montés" para definir lo más o menos urbano). Para situarnos, Veigas en 1982, no tenía carretera. Había un sendero que subía a uña de caballo desde el embalse de La Malva, por donde sube la carretera actual. Era un paraje hermoso que bordeaba el lecho del río y que tuve la oportunidad de subir pescando.
Tuvieron trece hijos y hoy presume con razón de sus veintidós nietos.En aquel tiempo se tenían muchos hijos, dado que la fuerza del grupo, la protección, estaba en la familia, ya que la que ofrecía el estado era extremadamente débil.
Quiso la fatalidad que tuviera que pasar por el dolor de ver morir a tres de ellos: un bebé de 19 días y dos mozos, Luis y Laura, cuya pérdida lloramos juntos. Me tocó convivir con ellos en la escuela, disfrutar viéndolos crecer como también me tocó pasar por el dolor de despedirlos en su Veigas natal. Ese dolor, "para sentirlo hay que vivirlo", dice Alegría, con un acierto indudable. Yo la escucho hablar con tanta sabiduría, y recuerdo aquel verso inmenso de Lope de Vega, en aquel soneto memorable que habla del amor: "Esto es amor. Quien lo probó lo sabe". Como se ve, dicen lo mismo, el uno hablando del amor y la otra hablando de la pena, tres siglos después. Y claro está, Alegría no tuvo la oportunidad de leer a los clásicos, porque a duras fue a la escuela y poco.
Dicho esto, soy testigo de su talento innato para la poesía. Tal es así que tuve en mis manos un libro de poemas escritos por ella y recopilados por sus hijos. "Yo escribo sobre la vida", repite una y otra vez, como quitándose mérito, como si los poemas estuvieran ahí delante y ella simplemente los recogiera, como se recoge el pan de la mesa. ¡Y qué decir de su memoria! Empieza con un poema ylo recita, y luego otro y otro y otro... Y uno queda asustado.
Su casa siempre está abierta para el que pase por allí, porque ofrece sin más esa hospitalidad antigua que hace que nadie se sienta extraño.En un momento, ya hay un café caliente encima de la mesa. Y lo mejor de todo, la conversación tan agradable.
Con todo, yo que la admiro y la quiero tanto, creo que lo mejor que tiene es esa capacidad de unir a su familia. Es el faro en el que se refugian todos y se empeña en demostrar con hechos aquel viejo refrán que dice que "tiene más una madre para cien fiyos que cien fiyos para una madre".
Esperemos que la salud le permita seguir haciéndolo muchos años más.Y a los demás poder seguir disfrutando con ella.
1 comentarios:
Hola, mi bisabuela era Cesárea Feito García del Escobio, también parroquia de Veigas. Me pregunto si eran familia, mi bisabuela nació en 1918. Estoy intentando seguir la genealogía. Un saludo.
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