SAN ANTONIO 2015

20 de enero de 2015

Hacía tiempo que no íbamos con  nieve. En cambio este año tocó. No obstante, si el día anterior estuvo sumamente desapacible, al igual que el día siguiente, para la fiesta quién sabe qué conjunción astral tuvo lugar para que amaneciera un día radiante y limpio, con un cielo azul de postal. Estaba frío, pero agradable. Se estaba a gusto fuera de casa.



La fría soledad del ciprés del cementerio se asomaba en su atalaya como un totem protector. No pude evitar una mirada cómplice y mil recuerdos. Su ubicación es un lugar de paso y de encuentro. Un mirador magnífico de todo el valle. Un buen sitio para ver el mundo y la vida. Un buen lugar para sentir el crujido de las costuras interiores, para recordar momentos, conversaciones, personas...

Y llegados a la capilla de San Antonio, cómo evitar mirar atrás y ver cómo el pueblo se despereza hacia la vida como si fuera la ilustración de un libro que saltara de sus páginas como dando fin a un largo encantamiento.

 Son Juan Ramón, Eva con el tambor, el gaiteru y D. Roberto, el cura, delante de la capilla de San Antonio.

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