AYER Y HOY - II (1999-2013)

19 de mayo de 2013

 Tiempos nuevos. La piel de Caliao cambia, se muda como la de una serpiente. Otrora un horizonte de "cases y cortes"; hoy un complejo turístico: " Tierra del agua ". 
Ayer los cambios imperceptibles de la sociedad rural que escribía al dictado del tiempo atmosférico, según los ritmos repetidos de las estaciones

Hoy se va más rápido, quizá demasiado rápido. Lo que antaño era la quintana donde vivían "los de Andreína", hoy es " Tierra del agua". El Caliao pequeño del que salía gente buscando ver amanecer en el otro hemisferio (quizá sin haber oído nunca esa palabra), hoy lo conoces vía internet en todo el planeta.


El Caliao pobre y sin nombre que antes buscaba caminos, hoy lleva en su luna a los pájaros y se prepara para recibir a otra gente del mundo que llamamos rico. Esperemos que esté suficientemente preparado y que esos cambios sea capaz de asumirlos sin traumas, sin esfuerzo, sin confrontaciones; en un futuro que se aventura más imprevisible que nunca.


En el mundo de la globalización, imágenes como ésta, tan agradables a la vista, se agradecen.En ellas se atisba que puede convivir lo viejo y lo nuevo. Al menos yo espero que así sea. Puedo ver "el tórzanu" para tender la ropa de la "casa del xerru" y entender que la de "cae Andreína ", que también lo tenía, ahora por razones prácticas lo haya suprimido. Esto es una parte de una metáfora mucho mayor.


Con todo, cada vez que paso por aquí, no puedo evitar echar de menos a aquella gente que habitó esta quintana. Forman parte de mis recuerdos y si rasco un poco con la uña, diría que forman parte de mí mismo siguiendo la tesis de Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias". Por tanto, sigo viendo a Sinda caminando "azumbada col zurrón a la espalda", y a José "faciendo una carretilla de maera de la que tenía una rueda de fierru" que igual no terminó, a Secundino y su memoria prodigiosa, capaz de empezar con los parientes hacia atrás y enredarse con la familia de Sobrescobiu, a Catalina, a Florinda y hasta "aquelles vaques tan tresnaes que se habín escapáu de Raneru y que yos vendió" su hermano Manuel sin su consentimiento y que decían ellos que se las habían robado, a Manolo el de Pilar, a mis queridas Milia y Vicenta detrás, que tanto me aportaron en lo personal, que tanto echo de menos ahora... Claro que para entender esto que digo, hay que vivirlo, porque todo lo que tiene que ver con los sentimientos, si no se vive, no significa nada y eso en Matemáticas es cero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierro los ojos y veo a Sinda sentada en la llávana de encima de la chimenea de esa casa con los gatos y toda esa pobre gente sentada alrededor del fuego, me llebaba mi abuela yo era muy niña, cuanto me hubira gustado que mi padre pudiera ver esto, simpre me contaba historietas de los Andreínos, eran sus amigos y vecinos, gracias por las imágenes. M G

MARIA DEL CARMEN CALVO MARQUEZ dijo...

Estas fotos y comentarios me trajeron muchas añoranzas. Aún sin conocer personalmente a "los Andreínos" como los llamaba mi padre, aquí en Buenos Aires,les tomé mucho afecto. ¡Cómo cambió el paisaje! Pero Caleao no cambia su esencia, su bello lugar de buena gente, de reuniones con canciones y bandurrias, con madreñas y cayados!!!! Cuánta nostalgia!!!
Maria del Carmen Calvo Márquez, hija de Juanín Calvo y Calvo, el de Águeda, del Oterú.
Besos desde Baires