Todas las grandes fiestas cuentan con un día después, un fin de fiesta. Nuestra Nochevieja no podía ser menos o no supo escapar a ese sortilegio. Por eso el día de Año Nuevo, comemos todos juntos, saldamos las cuentas de la lotería que nunca nos toca, nos deseamos lo mejor, hacemos los proyectos de turno, comentamos anécdotas de la noche, nos despedimos...
Después de una buena "fartura, una comidina pa entonar el cuerpu". Una paella con "pitu de caleya" que "quitaba'l sintíu". Aunque ahora, como hay una asociación para velar por la pureza de la "paella", para que sólo se llame así la que sigue los cánones tradicionales de la Comunidad Valenciana, no sé si ésta resistiría el examen. De lo que estoy seguro y puedo afirmarlo de manera categórica con conocimiento de causa, es que el sabor de la que aparece en la imagen compite con el de la más purista. Por lo demás, la investigación culinaria, la bibliografía está muy bien para los estudiosos del gremio, para los curiosos que pretenden saber de manera sana e incluso vale para que algunos "chauvinistas" se miren el ombligo... con el único pero, que ni la bibliografía, ni los libros producidos se comen. La lectura es un placer, pero un placer diferente.
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