Después der cenar solemos dar una vuelta por el pueblo a modo de San Silvestre. Este año la vuelta fue pequeña y acabamos aterrizando en lo de Tierra del Agua. Allí, José Antonio, el dueño, nos invitó a tomar una copa en la sidrería, donde estaban celebrando la Nochevieja, otra gente, con otro estilo.
Aunque algunos eran un poco reticentes a la hora de entrar, porque decían que "íbamos a dar el cante", acabamos entrando todos ... y como suele acontecer con la historia, el mestizaje siempre es enriquecedor.
En primer término, Fran, Fermín, Jose, Jaime y Rosa Pilar.Colgadas unas de las palucas que acabaron en las cabezas de los invitados como si tal cosa; entre otras en la mía, como si la sugestión de la fiesta, fuera más poderosa que el miedo al ridículo.
Elisa, Mª Esther (de espaldas, enseñando la toquilla), Fran, Fermín, Jose y Rosa Pilar.
Al fondo, unas chicas con vestidos de noche, si bien creo que las que se incorporaron de nuestro grupo, no estaban menos elegantes.Eso sí, indiscutiblemente, era otro estilo.
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