JULIA CALVO

6 de enero de 2014

Conozco a Julia Calvo desde mi infancia, de cuando "íbamos a l'herba a Pedrán"  Eran aquellos tiempos en los que todas las familias coincidían en los mismos prados, para la faena de la siega y recogida de la hierba seca. Era algo que venía a explicar los ciclos de la naturaleza, porque la gente coincidia en los mismos prados por aquello del aprovechamiento cíclico  de los recursos según la altitud.Esto sucedía siempre en la segunda quincena de agosto. La recuerdo con Óscar y sus hijos, lo mismo que a su padre, Manolín de Valquemáu, en el "práu de Pedrán de encima'l camín", como recuerdo a Colás pasando todos los años "pa La Ablanosina". Íbamos por agua a La Llamarguina y a La Mata ¡Qué tiempos!
 Manolín ayudándonos a salir del "práu, teniendo pel carru pel llau d'abayu con una forcada", diciendo de manera temeraria que así se tenía "munchu meyor". Era esa solidaridad primitiva, que hacía de las relaciones humanas, amistades sanas y duraderas. Esa es la razón de que cuando veo a Julia, vea a una persona que me llena enormemente. lza vida entonces transcurría de manera lenta, se trabajaba mucho y tampoco se le pedían grandes cosas.


 Las imágenes están tomadas en Brañafría, el 24 de diciembre pasado. Julia llenando plenamente la cocina de su casa y nosotros disfrutando de su compañía, a sabiendas de que era uno de esos momentos mágicos e impagables de conversación franca, de disfrute de una amistad antigua y llana, junto a sus hijos, Óscar, Graciano, Encarnita y su yerno Gabriel. Evidentemente, Brañafría sin Óscar Aladro Prida, Óscar el de Mª Bernalda, no es lo mismo para los que siempre lo conocimos allí llenando todos los espacios. Todos lo sentíamos y nadie lo hizo explícito. Cada cual tuvo que acomodarse a esa realidad como buenamente pudo y lo vamos a seguir haciendo, porque si bien todos somos insustituibles, algunos lo son más que otros. Y este es uno de esos casos.


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