SOBRE BIENVENIDO

22 de marzo de 2015

Me gusta la lengua de Caliao. Me gusta y me sorprende gratamente por su profundidad. 
Desde el siglo VIII con la Reconquista - y seguramente también antes-, se iban ocupando los territorios conquistados, se iban "poblando", particularmente aquellos de frontera. Pues bien, en Caliao siguen utilizando el verbo "poblar" para quien llena mucho un espacio físico. Es por tanto una cualidad que se aplica a los seres humanos y así, es frecuente oír de cualquiera "que puebla munchu" cuando es fácil encontrarlo en cualquier sitio. Eso es lo que le pasaba a Bienvenido Gonzalo Sánchez, que "poblaba munchu" porque no se paraba. Todos los días tenía que ir hasta Rozaqué y, después de descansar un rato en el portal de la que había sido su casa paterna, ir hasta Treselcimenteriu y echar una mirada a la Ería Beneros y al propio valle de Caliao, para acabar yendo a La Plaza ("Non vaya ser que habia daqué esquela"), tomar una pinta en casa de Bibi y regresar a su casa otra vez por La Llosiella. Eso o caminando detrás de la Pastora, su vaca, a la que tenía como una mascota. En alguna ocasión me lo recordó Alfredo Martínez Cañedo, su médico: "Si le quitan la vaca, se muere". Sólo tenían problemas cuando la Pastora tomaba la iniciativa y le daba a ella por "gobernar" siguiendo su reloj biológico, porque entonces "mio padrín" era incapaz de asistir sus pasos y blasfemaba por aquella boca hasta que se daba por vencido.

Subiendo por el Caleyu de La Pertegaña, ya camino del mirador de Treselcimenteriu. La estampa es preciosa. Quien no lo hubiera conocido no sabrá que esá satisfaciendo una necesidad vital tan imprescindible para él como comer.

Ya llegando a la portiella de El Cimenteriu. Estas dos imágenes muestran a Bienvenido Gonzalo en estado puro y las tomó Mar Muñoz el 9-12-2012.
El 6 de marzo de 2015 se cumplió un año de su fallecimiento, aunque hasta ayer 21 no pudimos celebrar la misa de aniversario. Los problemas de agenda del señor cura así lo determinaron. No obstante, viendo estas imágenes, yo soy capaz de seguir viéndolo recorrer esos itinerarios de Caliao como si formara parte del paisaje. 

 FUENTE: Mar Muñoz, de " Taller de Cerámica La Lluna"

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Las personas se van cuando uno deja de recordarlas, mientras uno les recuerdan siguen vivas.