PARAÍNA (III)

19 de julio de 2015

Mucho antes de haber estado allí, ya me había hablado de Espines Pelayo Portugal, que lo sentía como algo suyo. Ya me había hablado de "les muries" que cerraban "el prau".
-"Home, ye una obra de romanos"- expresión que Pelayo acostumbraba a utilizar siempre que quería referirse a una obra de enormes proporciones, y expresión que me he apropiado como quien no quiere la cosa. Luego pude comprobar que no exageraba lo más mínimo, y esta vez era Milio Paraína quien me iba explicando henchido de satiasfacción los trabajos y dificultades de la realización y cómo sus amigos habían colaborado codo con codo con él para sacar la piedra, traerla y colocarla. 
Y cómo no recordarla satisfacción reflejada en sus ojos vivaces y en su sonrisa imperecedera cuando me enseñó la fuente y la cabeza de "xabalín" por donde manaba el agua, obra de su amigo Tino.
-"Esti hombre faz lo que quiera, ye un manitas".
También me había contado Pelayo lo de tener junto a la cabaña un pozo con bebida, para que cualquiera que pasase por allí pudiera disfrutar de las mismas sensaciones que el dueño. Porque claro, para Milio Paraína aquello si no era el paraíso, era lo más próximo a él que pudiera encontrarse en el planeta Tierra.
Tiempo después, pude verlo con mis propios ojos y disfrutarlo con su dueño. Allí estaba el zulo con vino y refrescos preparado para que cualquiera pudiera servirse.

Milio Paraína reponiendo la bebida del zulo
Una de esas costumbres que seguro estudiarán desde el mundo de la Antropología es lo de los encargos póstumos, que se hacen a los más allegados.A mí mismo me hicieron uno, en otros tiempos en los que era más frecuente. Solía ocurrir cuando la gente se enterraba en las sepulturas de tierra, cuando se encargaba, bien hacer la sepultura, bien llevar a uno a hombros en el último viaje. Milio encargó una cruz de piedra a su amigo Tino. La cruz me encantó por su austeridad. Sin saberlo el autor, no sólo hizo una obra digna, sino que se hizo un retrato a sí mismo. Nadie podrá decir que Tino habla poco, como tampoco habrá nadie que pueda decir que habla más de la cuenta. Esa austeridad es la que tiene su obra. La que tienen las grandes obras.

La cruz de Tino: Una obra maestra
Cada vez que te visitaba, siempre me preguntabas: "¿Y qué tal los paisaninos?", como si no tuivieras bastante con lo tuyo. Y yo te contestaba lo mismlo que hoy: " Ahí van tirando". Así que continuamos.
En el lugar de descanso
 Recuerda, querido Milio los versos de Cavafis.Tú ya has hecho el viaje y los demás lo tenemos pendiente. En esa Ítaca nos hemos de encontrar y retomar las cosas donde las dejamos:

Ten siempre en tu mente a Ítaca. 
La llegada allí es tu destino. 
Pero no apresures tu viaje en absoluto. 
Mejor que dure muchos años, 
y ya anciano recales en la isla, 
rico con cuanto ganaste en el camino, 
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje. 
Sin ella no habrías emprendido el camino. 
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó. 
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.


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