DOMINGO CALVO, "EL ALIMAÑERO"

20 de abril de 2015

Domingo Calvo Testón, el último alimañero de Caso, vivía en La Puentepiedra y era un apasionado del monte y de la naturaleza. De no ser así, serían imposibles sus andanzas. Como es de rigor en estos casos, conocía el monte como la palma de la mano y no solo eso; conocía al dedillo los hábitos, costumbres y querencias de la fauna de la zona, lo cual era imprescindible en su oficio. El suyo era un aprendizaje autodidacta, basado en cambio en lo que se basan los métodos científicos: la observación y la experimentación, pero no en un laboratorio, no, ni en una oficina; sino en la propia naturaleza, cogiendo frío y mojaduras, pero comprobando"in situ"qué funcionaba y qué no, las conductas que se repetían, los pasos  que la fauna solía utilizar,sus hábitos en definitiva.

Era ameno contando sus peripecias en el monte y el tema le salía solo, le salía del alma porque lo vivía como nadie. Era su pasión y apasionado era contándolo a cualquiera que quisiera escucharlo. Hubiera sido el complemento ideal para un naturalista, siempre que no estuviera tocado por ese absurdo fundamentalismo conservacionista que algunos tienen; siempre que estuviera abierto a escuchar las razones del otro. Porque seamos claros, si algo no le faltaba a Domingo Calvo era conocimiento y dominio sobre el tema. Lo había aprendido directamente de la Naturaleza (así con mayúsculas). De ahí mi convencimiento de que hubiera estado a la altura de un buen naturalista que hubiera forjado sus aprendizajes en el estudio de los tratados escritos y en los "trabajos de campo". 
Lo de Domingo eran trabajos de campo, pero un poco especiales: ningún apunte escrito, ningún dibujo ni de huellas ni de animales... pero en cambio la sabiduría de todo una vida leyendo  en el Libro de la Naturaleza.Tengo para mí que una buena charla con él delante de una botella de vino, habrían de valer tanto como un máster en una universidad de prestigio.

Otra cosa a tener en cuenta es que no sería justo dejar de considerar a Domingo Calvo como un hijo de su tiempo. Estamos hablando que ejerció de alimañero a finales de  la década  de los cincuenta y principalmente en la década de los sesenta. Debemos tener en cuenta que el programa de televisión de Félix Rodríguez de la Fuente "el hombre y la Tierra", comienza a emitir la fauna ibérica en marzo de 1974 y los programas del lobo ibérico a comienzos de la década de los ochenta. Ya sabemos que habría de tener gran influencia en la opinión pública y hasta  cambiar el concepto del  conservacionismo y del equilibriuo ecológico sostenido hasta entonces. Por tanto, lo que hacía Domingo era lo que se hacía en España por aquel entonces. Él era alimañero y no cobraba por ello. A lo sumo le daban alguna pequeña gratificación y algo se recolectaba por los pueblos, más bien poco. Personalmente recuerdo ver un lobo muerto en una  motocicleta por Caliao para este fin, como  recuerdo que le tiraban otro delante de casa de Adelina Calvo a una vaca casina por ver como se venía a embestirlo.También por entonces, debía de llevar un lobo vivo, para mostrarlo en algún pueblo, en aquel camión mixto de Toribio Poli, cuando pasando el Puerto de Tarna, el llobu intentó saltar al exterior por una tabla que estaba rota hacia el techo, quedando colgado por el exterior, falleciendo por sfixia. Creo haber oído que Domingo se disgustó tanto que decía que prefería que le hubiera muerto una vaca. 
 De aquel tiempo, años cincuenta, son estas imágenes de un lobo que domesticó, el Baldroguín, una vez que quitó una camada de ellos a la lloba. Lo crió como se cría a un perro y como tal se comportó hasta que un día, ya de adulto, le salió la vena salvaje, el lobo lo atacó, pudiendo Domingo zafarse a duras penas del envite y lo sacrificó de un tiro, delante de su casa en La Puentepiedra. Estas imágenes dan buena muestra  de lo dicho. En cualquier caso me resulta inimaginable pensar en Domingo Calvo Testón sin que su figura esté relacionada con los llobos. Me decía Lorenzo Portugal Miguel, en los últimos años de su vida, que aullaba hacia Los Moyones y que los llobos le contestaban.



 Fuente: Carmina la de La Puentepiedra (C. Blanco Prado)

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