Esta es una de esas fotos que después de rodar por el mundo como si tuvieran vida propia (sin duda la tienen), acaban por reivindicarse. Probablemente sea la bolera de tía Mesilda o ya sería la de su sobrina Matilde Aladro. Lo mismo da. Es de una belleza y de una carga tan poderosa que por sí sola define el tiempo de ocio de un pueblo: el juego de los bolos en la versión más popular de Asturias, la cuatreada, la gaita y la música popular unida a la tonada, con todo lo que ello significa...pero un ocio mirando de reojo al trabajo, una válvula de escape del trabajo que representaba la mayor parte del tiempo. Ese y no otro es el significado del "angazu", apoyado en el "varganal". Lo guapos que eran los varganales en el cierre de los "güertos " en aquellos días lejanos en los que "los gochos y les gallines vivíenlo pelos caminos". Eran aquellos días lejanos que poblaron mi infancia de recuerdos y de gentes que ya son recuerdos. Y yo, para qué voy a negarlo, fui muy feliz, porque aunque parezca lo contrario, se vivía todo con mucha intensidad. A todos nos tocó participar en el trabajo y "facer lo que podíamos", pero el mundo estaba ahí como un territorio sin explorar.
Esta foto por sí misma sirve para definir un Caliao que fue, perova mucho más lejos. Puede definir cualquier pueblo de una cierta entidad de aquella Asturias tan rural como imperecedera, porque ya va en el ADN de muchas generaciones.En el reverso de la fotografía, alguien escribió estos versos:
" Enrique de Brañafría
que además que toca canta,
haz quitarse la alegría
con su triste melodía
y el que lo oye y se aguanta,
lleva emoción tanta,
que llora pa todo el día."
No sé a ciencia cierta quién los escribió, por más que pueda aventurarlo. No obstante, sin estar seguro, ni puedo ni debo hacerlo. Queda por tanto al albedrío del lector sacarnos de dudas.
Fuente: Marisa Poli
" Enrique de Brañafría
que además que toca canta,
haz quitarse la alegría
con su triste melodía
y el que lo oye y se aguanta,
lleva emoción tanta,
que llora pa todo el día."
No sé a ciencia cierta quién los escribió, por más que pueda aventurarlo. No obstante, sin estar seguro, ni puedo ni debo hacerlo. Queda por tanto al albedrío del lector sacarnos de dudas.
Fuente: Marisa Poli
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