UN DÍA BUENO (II)

2 de mayo de 2015

Si como dijo E, Galeano "somos hijos de los días"(¡Qué frase tan extraordinaria!), cualquiera que se acerque a estas páginas puede pensar que estamos todos los días comiendo, habida cuenta que muchos de los encuentros que aquí se recogen tienen como transfondo una comida. Podría decirles que no han entendido nada o, en todo caso, tirar de la sabiduría popular de Caliao y utilizar una frase tan gráfica como esclarecedora que lo resume muy bien: "Non saben a qué sen están revueltos". Creo que se entiende muy bien. 
En todo caso no se me va a ocurrir, por respeto a esa sabiduría popular, intentar esclarecerlo lo más mínimo. Quien vive aquí, entiende muy bien que vivimos una época de cambios y, tal vez porque somos desgraciados (en el sentido de haber caído en desgracia), queremos mantener la antorcha viva de dos mundos y eso resulta imposible. Así de claro. no obstante seguimos engañándonos a nosotros mismos como si no nos diéramos cuenta de nada. Es un ejercicio de juegos malabares, como si jugáramos una partida de ajedrez moviendo las piezas blancas y las negras, intentando ganar no se sabe a quién, intentando engañarnos a nosotros mismos sin conseguirlo del todo. Por seguir con Galeano, quiero que sea él quién lo explique, desde tan lejos, porque presiento que hay verdades universales: "Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos". y alguien me dirá con muy buen criterio. "¿Y tanto cuento para decir que se está agusto en un grupo de afines?"
La respuesta es sencillamente sí y no solo eso, considero esos momentos " la espuma de los días", por seguir con otra obra que también habla del tiempo; esta vez de B. Vian.


 Emilio  y Ana


 Emilio, Ana y Rosa Pilar. Mari Carmen, Álvaro y Gema


 Emilio, Ana y Mari Carmen


Álvaro y Gema


Flori, Josefina, Ana, Juan Antonio y Rosa Pilar

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