RICAO 2014 (III). LA PROCESIÓN

11 de septiembre de 2014

La procesión a su paso por La Encrunceyada, con el Picu La Guariza y Valdefaces al fondo. Es paisaje es muy bello. Personalmente no necesito ni siquiera cerrar los ojos para revivir mis recuerdos, ligados tanto a otras procesiones tantas veces repetidas como al tránsito por este lugar, en las dos ladreras del valle, desde la infancia, tanto para ir a Riellames como a Rielartu. 
Recordar a tía Juliana y a mi  madre santiguarse al pasar por Les Cuestes, a la altura de la capilla de Ricao para ir a Riellames de Arriba .Y sumergirse en los recuerdos es aferrarse a las personas, a la gente que di8o sentido a todo, a los que nos precedieron y enseñaron una manera de ser, una manera de vivir. En cada procesión me resulta inevitable recordar a los ausentes; unos porque han muerto, otros porque los abandonaron las fuerzas para hacer el camino.

¡Dejad que los niños se acerquen a mí!- dice aquel pasaje del Nuevo Testamento. Acompañando a la Virgen de Ricao van bien y seguramente lo habrán de recordar toda la vida.

 Y por fin llega la Virgen a La Ermita. Allí está su casa. Todos los años cuando llego, hay algunas mujeres sentadas en los tres peldaños de la entrada, esperando que alguien abra la puerta; alguna con esa tristeza sin disimular, ensombreciendo sus ojos que miran para dentro, recordando a los ausentes. Otras me lo dicen explícitamente. Personas a las que quiero, que me dicen que allí se reencontraban con mi madre, para entrar juntas a la ermita.

 Antes del comienzo de la misa, la gente se reúne, se saluda, se da fuerzas. Son momentos para compartir.

Siempre me fascinó la mirada serena de las vacas, el universo que reflejan sus pupilas negras, redondas, como si fuesen el negativo del mundo. Viendo una imagen así, no puedo dejar de pensar que con ella se va una parte importante de la cultura de estos pueblos, un poderoso sustrato del campo de estudio de la Antropología, una parte nada despreciable de ese vocabulario temático que se muere con el desuso y que esta imagen atesora: guiyada, xugu, mullíes, cornales, sobéu, melenes, mosqueres, cencerros...eso sin entrar en el significado de dar "una vuelta de alloriu al asobear", ni mencionar las partes del "carru".Cuando todo esto se muera, una parte de nuestra cultura y una parte de nuestras señas de identidad se irán con ella.

Fuente: Francisco Poli, "Fran"

RICAO 2014 (II). LA PROCESIÓN

10 de septiembre de 2014

 La procesión sale dando la vuelta a la iglesia. Dejamos a la espalda el Valle Isornu, para llegar al Valle de Ricao. La espadaña de la iglesia, como un centinela , vigila nuestros pasos.

 La Galana. Un rincón entrañable y conocido para todos los que alguna vez conocieron o disfrutaron de este rincón de Asturias. 

 Mirando hacia atrás desde La Encrunceyaína, vemos la procesión, una parte del pueblo y la caliza. Algo que sentimos como propio, algo que nos identifica.

La estampa en La Puente Tablada es hermosa. La procesión se encuadra en un universo de prados verdes jalonados por el bosque de ribera que sigue el curso de los ríos.
Llegamos a Puru Francu, el valle se abre y cada mirada quiere competir en hermosura con la anterior en un  paisaje empeñado en hacer honor a lo de "la Asturias verde de montes". La naturaleza se muestra agradecida a la mano del hombre que la moldea con sabiduría ancestral.

 Fuente: Francisco Poli, "Fran"

RICAO 2014 (I)

9 de septiembre de 2014

 Contra el cielo azul, entre las flores, se recorta la silueta de la Virgen de Ricao. Entrañable, la mano extendida, en su majestuosa dignidad que debería sujetar la bola del mundo para seguir los cánones del románico y que los avatares del tiempo han arrancado, pero no importa; sigue representando lo mismo.
El bandón del carru asomando nos recuerda el trabajo gremial, la fragua, el fuego.

 La veo y siento la fe de mis abuelas, de mi madre; una fe sin preguntas que nunca necesitaron. Un sentimiento sin más, nacido del corazón o simplemente heredado. Tal vez sea necesario haber nacido aquí, vivido aquí entre esta gente para entenderlo. Es el mismo sentimiento que tiene otra gente en otro lugar con otra Virgen de distinto nombre...y si no es el mismo sabemos que está hecho con la misma materia imperecedera de los sueños.

Nuestra Virgen es una Virgen románica y como tal ejerce de reina, mirando a su pueblo. No la llevan en una carroza tirada por corceles blancos. La suya está tirada por vacas como corresponde a un pueblo que debe todo lo que es a tan noble animal.

No es casualidad que la fiesta sea una fiesta estacional, después de la faena de la hierba, que marca el pulso (o marcaba) de  toda la montaña asturiana.


La procesión se pone en marcha, desde la iglesia matriz, la de Santa Cruz la Real de Caliao hasta la ermita de Ricao.

 Fuente: Francisco Poli, "Fran"

PILAR DURÁN GONZÁLEZ (H.1922)

1 de agosto de 2014


Las fotos que nos hablan del pasado, llevan implícita una enorme carga de información adicional para todo aquel lector que quiera buscarla. Me refiero a la ropa, el calzado, el lugar elegido (lo que sería el marco fotográfico), la postura etc. La presente no podía ser menos. Está sacada a la puerta de casa, donde ahora se ha edificado el complejo hostelero de Tierra del Agua. Llama la atención tanto la ropa como el calzado.Está claro que se no es el habitual y que se han vestido para la ocasión.
 Es Pilar Durán González, Pilar la de Mingo para los de Caliao, con sus hijos Manolo Poli Durán, conocido entre nosotros como Manolo el de la Pequeña, que está de pie, a la derecha, y Ofelia, en el regazo de su madre. Pilar y Ofelia emigraron a La Argentina, mientras que Manolo se quedó aquí, eligiendo la misma tierra que le vio nacer, también para hacer el último viaje.

Fuente: Enedina Calvo Durán