Los caminos de la infancia se han "urbanizado", ahora ya resulta difícil encontrar "les pedreres" de antaño, cuando no el barro que manchaba nuestros pies. Y eso pese al esfuerzo de los vecinos, "abriendo arroyos, faciendo sextaferies". Pero eso no es lo importante. Lo que de verdad merece la pena es la gente, el saludo franco, los recuerdos, las cosas pendientes de contarse, las cosas de toda una vida.
"Al corazón del amigo, abre la muralla". Eso es lo que están haciendo Manolo el de Pilar y Pepe el de Antón, rememorando sin palabras y tal vez sin saberlo, el famoso verso de José Martí.
Fuente: Daniel Gonzalo, el hijo de Pepe el de Antón.
Fuente: Daniel Gonzalo, el hijo de Pepe el de Antón.
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