José Gonzalo González (Pepe el de Rosalía. *1910/+ 15-6-1983) fue vecino mío en El Oteru y eso me permitió compartir con él muchas cosas y que me contara muchas historias que marcaron su vida. Se emocionaba hasta las lágrimas cuando hablaba de la guerra y ésta, es una imagen de guerra, tomada en La Coruña en 1937. Voy a intentar ser fiel a su relato aunque lo resuma un poco: "Cuando estalló la guerra, andábamos a l'herba en Los Yanos.
A mí reclutarenme "los rojos" (los republicanos ) y fomos a facer la instrucción a Sama. Yo llevaba'n bolsu les perres de dos anoyos en duros de plata que me dio el vieyu (su padre José Gonzalo) y ruxín al facer la instrucción. Así que preguntaren, ¿Quién tien plata? y yo llavanté la mano."
Luego sé que estuvo en el frente del Norte, no sé dónde, hasta que vino la desvandada: "Yo estaba con to tiu Salvaor y veníamos retrocediendo, veníamos al p'atrás , así que yo y to tiu tiramos pa casa. Estábamos hacia Llanes, y veniemos andando. Dexamos los fusiles en preselve de Los Pozos. Caliao ya estaba tomáu polos "nacionales". El vieyu vendía-yos la leche a les tropes que estaben en La Casona y dexaba el cuartarón destrancáu por si daqué día venia yo. Habín-y dichu que cuando veniera que me presentara, así que presenteme al otru día. Todos dicín que eren camilleros menos yo, que yos dixi que estaba con una ametralladora....".
De aquí, después de que "lo avalaran" (y estaba dolido con quién pudiendo no quiso hacerlo), pasó a un campo de concentración en La Coruña, de donde es esta foto, que Pepe manda a los suyos, tildándola de "bonita capital gallega". Allí se encontró con Indalecio Fdez. y con José Portugal Miguel. "Indalecio díxome que cuando me llamaren, que non contestara. Eso fu lo que feci y libréme de ir a Teruel; pero al otru día cuando mos llamaben teníamos que salir de la habitación y esi día tevi que contestar".
Así fue como se encontró enrolado en una fuerza de choque, de la que ellos eran "carne de cañón" (como le gustaba decir), "Las flechas Negras", cuyos mandos eran italianos (Amilcare Farina y otro que no recuerdo), cuyo lema era: "Agredir para vencer". Lo tenía escrito en un libro de esa división y con ese título "muy sobayáu de andar pela trébede", del que se ponía a leerme trozos y se emocionaba y lloraba..."Pero estábamos ricos, teníamos los meyores uniformes. Una vez vi a to tiu Salvaor en Castellón de la Plana y estaben mu probes. Estaba flacu como un perru y traía un capote remendáu..." (¡Quién lo diria ser vecinos , vivir a no mas de curenta metros el uno del otro y verse a mas de mil kilómetros!)
Luego me contaba cómo "cruzábamos el Ebro en 7 minutos. Facíamos un puente con lanches...". Allí cayó herido. Un obús de mortero cayó delante. "Yo caí heridu en un brazu, en una pierna y en la frente.¡Mira esti tolondru!¡Salvóme el cascu!".
De ahí al hospital."Ganábamos un duru diariu por estar colos italianos. A los otros heridos españoles pagaben-yos una peseta diaria."
Y de allí a casa. Aunque parezca mentira fue bastante habitual haber participado en una guerra y haber disparado contra los dos bandos. Visto con la perspectiva del tiempo, bien parece algo de locos.No obstante, la realidad que me contaba Pepe tenía el mismo sustrato que tienen las películas. Cuando era niño, y me encantaba que me contara historias, no me daba cuenta de que aquello era una tragedia. Ahora me asusto porque sé que los muertos lo eran de verdad y cada uno, además de segar una vida, destrozaba una familia ¡Y todos eran de dentro!¡Qué pena!
Fuente: Serafina Calvo
