Esta foto habla por sí misma. Todo lo que se pueda añadir con toda probabilidad sea un añadido que estorbe. Seguramente debamos fecharla en la década de los cuarenta y nos muestra un Caliao "cien por cien rural". La vida como era, con la simplicidad de la piedra, siguiendo los ciclos vitales la rueda del tiempo de manera imperturbable. Y la gente haciendo su vida al compás de esos ciclos vitales, dictados por la naturaleza de manera regular, con las variaciones de si la primavera o "el samiguel" llegaron de manera temprana o "seronda"; acomodándose a esos cambios como uno lo hace al asiento.
La imagen nos muestra lo que hoy conocemos como La Plaza.
Por aquel entonces era la casa de Miguelito, antes de que se construyeran las casas de Toribio y Santiago Poli Miguel.
Por encima de los tejados se puede ver con toda limpieza el Prau de Pena Barrera y la Llosa de La Yana. También apreciamos con nitidez "la llera" (el canchal) de Solesplanes, que en la actualidad no se ve ni desde "el prau", porque todo ello es un bosquete de avellanos silvestres ("un parradal").
La imagen nos muestra lo que hoy conocemos como La Plaza.
Por aquel entonces era la casa de Miguelito, antes de que se construyeran las casas de Toribio y Santiago Poli Miguel.
Por encima de los tejados se puede ver con toda limpieza el Prau de Pena Barrera y la Llosa de La Yana. También apreciamos con nitidez "la llera" (el canchal) de Solesplanes, que en la actualidad no se ve ni desde "el prau", porque todo ello es un bosquete de avellanos silvestres ("un parradal").
En la esquina inferior izquierda un niño está jugando, escondiéndose y acaba por acaparar todo el protagonismo para dotar a todo el conjunto de vida y realismo. Sin él parecería un paisaje encantado, una naturaleza muerta.
Fuente: Francisco Poli Miguel
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