LA VIDA ERA ASÍ (ANTES DE 1964)

11 de marzo de 2013

Hay cosas que uno da por perdidas y sin embargo, de vez en cuando, uno tiene la fortuna de encontrarse cosas como ésta. Es Antón Gonzalo, Antón el de José el de Santos, delante de su cabaña en El Yanón, un lugar que sin duda sirvió de modelo cuando buscaron uno para hacer El Paraíso. También es cierto, que éste es el Antón más auténtico que pasó por la Tierra. Claro que esta tierra  era la suya más que ninguna otra, por más que quiso experimentar con su vida y acabó lejos, en un Buenos Aires grande y sin alma, a sabiendas que aquí era la tierra pobre, pero lo conocía el viento, las fuentes y las hojas de los árboles, renovadas cada primavera. Este rincón tan insignificante en el planeta, tuvo vida en su cabeza y en su corazón mientras le duró el aliento.Como a los de Caliao nos dura su memoria.
"Que to amu te vea", dicen en Caliao de la hacienda, sea animales o prados, a sabiendas de que nadie como el dueño sabrá regir sus destinos con tanto rigor. La imagen es bien elocuente de ello. La quietud que registran las redondas pupilas de las vacas junto al dueño así lo atestiguan. Antón, con la salera colgada del cuello, una mano apoyada en el cuerno de una vaca que se esfuerza en lamerle el pantalón.  La estampa es conmovedora. Era aquella época en la que todas las vacas eran casinas, como las de la imagen y la gente se esforzaba por sobrevivir. No existía "lo rápido" como ahora, que empezando por la comida y terminando por lo importante en la vidatodo tiene que seguir estos parámetros .Es lo que algunos llaman la cultura del pelotazo, que consiste básicamente en enriquecerse rápidamente sin importar demasiado los medios. Afortunadamente, en la época de la imagen, eran necesarios otros conceptos como la solidaridad y el trabajo. "El que trabaya , trabaya p'al mundu", dicen en Caliao, es decir deja su obra hecha.
Esa manera de pensar se está viniendo abajo, como la "cabana" de Antón, de la que quedan las ruinas, en aquel troza de tierra que es de lo más fértil del puertos. Me maravilla quién sería el fotógrafo.Quién pasaría por allí con una cámara de fotos.
La imagen me la manda su nieto Daniel, el hijo de Pepe. Sinceramente me parece que necesitaba volver para completar su ciclo vital. Ahora lo hace la foto, otro día lo hará el nieto. Esta es la vida como era y es necesario conocerla para conocernos y no ser extraños a nosotros mismos.
Fuente: Daniel Gonzalo, el hijo de Pepe el de Antón.

1 comentarios:

Ani (Bs As) dijo...

Qué linda!