MENSAJE EN UNA LATA DE "PIMIENTU"

13 de febrero de 2013

A veces estas cosas pasan. La que ahora os cuento sucedió más o menos así.Yo estaba hablando con mi pariente Juanjo (Juan José Cabeza Calvo), de esas pequeñas cosas del día a día cuando vino a decirme: 
_"Dióme unes fotos Jesusa pa ti, pero quedárenme en casa".
_"Bueno, ya me les darás. Non hay priesa".
 Nadie echó más detrás de ello, cuando unas horas después, llego a casa y allí estaba la madre de Juanjo, Enedina Calvo, con las fotos. Ni qué decir tiene que las fotos me encantaron, pero sin duda más su periplo hasta llegar a mis manos. 
Como todo el mundo sabe, en Asturias curamos los chorizos con humo de leña de haya prioritariamente. Pues bien, cuando Jesusa fue a "atizar" (encender el fuego) a los suyos, reparó en una herrumbrosa lata de hojalata, vieja y ahumada, llena de polvo. No podía ser de otra manera habida cuenta de que allí sólo se va en la época de la matanza; una lata que en su día fue "de pimientu" (pimentón),  alejada de la mano de Dios,  que siempre había estado allí durmiendo el sueño de los justos. Y como la curiosidad mató al gato le dio por mirar si tenía algo dentro y allí estaba lo que para mí es un tesoro. Son sólo fotos, pero son fotos de los míos. Sobres escritos de forma manuscrita por mi padre en sus años mozos, (acaba de cumplir 90 años), pergeñando aquí y allá su nombre, dibujando ora un monigote, ora un "raposu" o un corazón decorado encerrando en su interior unas enigmáticas iniciales; fotografías con la caligrafía de tía Mesilda y de sus hijos.
Y luego está lo del propio recorrido de esas fotos. Pensar que nadie sabe el tiempo que pasaron allí, ni la mano que las trajo de la casa de los mios güelos Manuel y Taresina (dicho así "en caliaetu"); desde La Carrera hasta la casa de mio tiu Salvaor, "en fondos del pueblu". Pero es que muchas de esas fotos, vinieron de Buenos Aires, mandadas por tía Mesilda y familia a su hermano Manuel de Lalo. Por tanto, bien mirado, podríamos hablar del vínculo afectivo guardado como un tesoro en una lata, de una serie de gestos importantes para mantener unida a la familia.No estamos hablando de la facilidad actual para guardar imágenes. Aquello tenía fuerza y valor. Si ese vínculo pudo permanecer así desde el primer tercio del pasado siglo hasta nuestros días, bien creo que merece la pena hacer un esfuerzo para mantenerlo vivo.
Tía Mesilda (Gumersinda Aladro Cabeza) y su marido Juan Piñera. Ella era hermana de mio güelu Manuel, de tiu Maximino y de tía María. Emigró a Buenos Aires y lo hizo toda su familia.Tuvieron siete hijos: Oliva, Emilio, Andrés, Luisa, Maruja,Luis y Manolín. Allí murió atropellada por un coche. Bailaba y  cantaba muy bien y no se hacía de rogar para cantar al son de alguna de aquellas viejas bandurrias (rabeles), que al igual que ella cruzaron el Atlántico con los sones de Caliao en el corazón, o para bailar una jota siempre que hubiera una gaita y alguien que le arrancara unas notas.A juzgar por los testimonios que encuentro siempre mantuvo la relación con la familia de Caliao. Los gestos son importantes y, a veces , una sola palabra es suf¡ciente para mantener viva la llama de los sentimientos. Quiero pensar que una carta en el Caliao de entonces era mucho más que una noticia. Era la noticia.
La caligrafía cuidada hasta el extremo, para recordarnos a todos que "el tiempo de abrazar" no tiene fecha de caducidad. Afortunadamente.

Tuvo interés en llevar a algunos de los hijos de su hermano (mio tiu Salvaor, mio tiu Avelino y mi padre, que yo sepa; pero yo creo que estaban demasiado pegados a la patria de su infancia como para romper amarras. Curiosamente todas los hijos de mio güelu Manuel, tenían las raíces de Caliao y en Caliao tan profundas que se empeñaron en pasar su vida allí y lo consiguieron.

Origen: Mensaje en una lata de "pimientu".
Fuente: Jesusa Alonso Cabeza

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