Hablamos de una ya desdibujada primavera en torno a 1964. Son Mari Carmen Gonzalo y su hermano Emilio, en un rincón de Caliao que no soy capaz de adivinar. Vemos detrás de ellos un lienzo del muro de piedra que hace poco se levantó y que está muy bien trabajado por cierto.
Calcetines blancos, ahora tan denostados (sólo para disfrutar de un paseo en barco, que no es el caso tratándose de este Caliao montañoso y montaraz).
Lo demás, toda una vida por delante. Aquí estaba comenzando la generación del cambio:Ellos aún bebieron de las antiguas costumbres y modos, pero los tiempos que se avecinaban habrían de ser vertiginosos en todo el mundo y Caliao no sería una excepción. El transistor en el suelo (el radiocasette aún no había llegado) no deja de ser una alegoría, una premonición de esto que decimos. Ni más ni menos que la tecnología asomando la cabeza en un mundo secularmente inamovible. Esto eran los tímidos cambios que comenzaban. Seguramente muchos no lo entiendan, pero en los tiempos de los que hablo, ni siquiera lo había en todas las casas. La primera ruptura con el aislamiento, la primera ventanaque se abría al mundo la trajo la radio. Los mayores de Caliao recuerdan que los traía Benjamín "el ferreru". Yo recuerdo uno de los suyos en casa de "mio güela Taresa".
Fuente: Daniel Gonzalo, el hijo de Pepe el de Antón.
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