Ésta es una de esas fotos en blanco y negro que capta una realidad que era así en todos los niveles, como esa suerte de cajas chinas en las que la siguiente es un reflejo de la anterior: Lo era la realidad política y social, lo era la ropa de los personajes, lo era la cal de la pintura de la casa de la escuela, lo eran los caminos llenos de barro que manchaban el calzado de todos (solo hace falta fijarse en la imagen, que para muestra bien vale un botón) y finalmente, para no desmentirnos, hasta la blanca nieve de la Guerta de Coliglesia que quiere sumarse a esa vida en blanco y negro.
Coliglesia era así, empedrado como aparece en la imagen. Los de mi generación y anteriores, cuánto jugamos ahí, alrededor de El Fresnón. Yo ahora lo hecho de menos. Me parece que su vida centenaria se había ganado sobradamente el derecho de permanecer. Eran otros tiempos cuando lo quitaron y aquel "raigón" permaneció impasible en El Caballu años y años. Hoy en día sería algo impensable que sucediera, a menos que quisiéramos dar la razón a todos los del Norte de los Pirineos que siguen empeñándose en vernos como a "esos bárbaros bajitos".
El poyete en el que están sentados los personajes de esta imagen, hoy ya no existe, porque al hormigonar el entorno, subió el nivel del suelo y casi lo enterró. La obra de acondicionamiento no fue de lo más afortunado. A mi juicio, más bien lo contrario y por decirlo con ese lenguaje rotundo de mio tía Juliana Calvo, "gastaren les perres sin llucimientu".
En cuanto a las personas, todas calzan "madreñes". Conocemos a Rolindes Poli, sentada junto a David Caballín (el bandurriero) y junto a él de pie y con un vestido blanco, Mª Luisa Díaz Calvo. La cabeza que asoma entre Rolindes y David, le encuentro un parecido con Rosita Glez Calvo, la hija de Rosina, pero no me atrevo a asegurarlo.
Fuente Marisa Poli Díaz
1 comentarios:
Tal vez, algunas de estes madreñes pudiera haber sido hecha por mi abuelo, no lo sé, tal vez...
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